Se habla mucho de individualismo hoy en día, de apatía, de que tu vida es menos importante que la mía.

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Ante este hecho, puedo mirar a otro lado, ignorar el problema o encontrar otra vía. “Paren el mundo que yo me bajo” Mafalda diría, pero realmente ¿Eso qué problema solucionaría?

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Y pensando, soñando despierta, una duda, una inquietud en mí surgía.

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¿Qué es de esas personas que las reglas del juego han cambiado? ¿Una huella en la humanidad, en nosotros han dejado? ¿ Qué habrá de especial en estas personas que lo imposible han logrado?

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Dejemos de hablar de personas excepcionales, de talentos, de dones, y hablemos de sueños, del trabajo duro, de constancia y perseverancia. De personas que intentan mejorar día a día, desafiando a la incertidumbre con valentía, de personas que miran a los ojos al fracaso y les gritan con furor y alegría: no te tengo miedo, porque sin ti yo nunca sería